RECORTE Y PEGUE EN SU CUADERNO DE TRABAJO
ORIGEN.
La palma
africana (Palma aceitera africana, Coroto de Guinea, Palmera Aabora, Palmera de
Guinea) es una planta tropical propia de climas cálidos cuyo
origen se ubica en la región occidental y central del continente africano,
concretamente en el golfo de Guinea, de ahí su nombre científico Elaeis guineensis Jacq., donde
ya se obtenía desde hace 5 milenios. A pesar de ello, fue a partir del siglo XV
cuando su cultivo se extendió a otras regiones de África.
Su propagación a mínima escala se inició en el siglo
XVI a través del tráfico de esclavos en navíos portugueses, siendo entonces
cuando llegó a América, después de los viajes de Cristóbal Colón, concretamente
a Brasil. En esta misma época pasa a Asia Oriental (Indonesia, Malasia, etc.).
2.
TAXONOMÍA Y MORFOLOGÍA.
-
Familia: Arecaceae.
- Especie: Elaeis Guineensis Jacq.
- Porte: palmera monoica con tronco erecto solitario que puede alcanzar más de 40 m de altura en estado natural. En cultivos industriales para la obtención de aceite su altura se limita a los 10-15 m, con un diámetro de 30-60 cm cubierto de cicatrices de hojas viejas.
- Especie: Elaeis Guineensis Jacq.
- Porte: palmera monoica con tronco erecto solitario que puede alcanzar más de 40 m de altura en estado natural. En cultivos industriales para la obtención de aceite su altura se limita a los 10-15 m, con un diámetro de 30-60 cm cubierto de cicatrices de hojas viejas.
- Sistema
radicular: es de forma fasciculada, con gran desarrollo de raíces
primarias que parten del bulbo de la base del tallo en forma radial, en un
ángulo de 45° respecto a la vertical, profundizando hasta unos 50 cm en el
suelo y variando su longitud desde 1 m hasta más de 15 m. Por su consistencia y
disposición aseguran un buen anclaje de la planta, aunque casi no tienen
capacidad de absorción. Las raíces secundarias, de menor diámetro, son algo más
absorbentes en la porción próxima a su inserción en las raíces primarias y su
función principal es la de servir de base a las raíces terciarias y éstas a su
vez, a las cuaternarias. Estos dos últimos tipos de raíces conforman la
cabellera de absorción de agua y nutrientes para la planta. Las raíces
secundarias tienen la particularidad de crecer en su mayoría hacia arriba, con
su carga de terciarias y cuaternarias, buscando el nivel próximo a la
superficie del suelo, de donde la planta obtiene nutrientes.
- Tallo: comunica las raíces con el penacho de hojas que lo
coronan. Se desarrolla en tres ó cuatro años, una vez que se ha producido la
mayor parte del crecimiento horizontal del sistema radicular. Se inicia con la
formación de un órgano voluminoso en la base del tallo que es el bulbo, que
origina el ensanchamiento en la base del tronco y sirve de asiento a la columna
del tallo. En el otro extremo del bulbo, en el ápice del tallo, se encuentra la
yema vegetativa o meristemo apical, que es el punto de crecimiento del tallo,
de forma cónica enclavada en la corona de la palma y protegido por el tejido
tierno de las hojas jóvenes que emergen de él en número de 45 a 50. Las bases
de inserción de los pecíolos que permanecen vivos durante un largo tiempo,
forman gruesas escamas que dan al árbol su aspecto característico. Al morir
éstas, caen, dejando el tallo desnudo con un color oscuro, liso y adelgazado,
característica que puede apreciarse en plantas muy viejas.
- Hojas: hojas verdes pinnadas (con foliolos dispuestos como
pluma, a cada lado del peciolo) de 5-8 m de longitud que constan de dos partes,
el raquis y el pecíolo. A uno y otro lado del raquis existen de 100 a 160 pares
de foliolos dispuestos en diferentes planos, correspondiendo el tercio central
de la hoja a los más largos (1,20 m). El pecíolo muy sólido en su base y
provisto de espinas en los bordes, las cuales se transforman en foliolos
rudimentarios a medida que se alejan del tallo, presenta una sección
transversal asimétrica, con tendencia triangular o de letra “D” y a medida que
se proyecta hacia el raquis se va adelgazando, manteniendo siempre muy sólida
la nervadura central.
-
Inflorescencias: las flores se presentan en espigas aglomeradas en un
gran espádice (espata que protege a una inflorescencia de flores unisexuales)
que se desarrolla en la axila de la hoja. La inflorescencia puede ser masculina
o femenina. La inflorescencia masculina está formada por un eje central, del
que salen ramillas o espigas llamadas dedos, cilíndricos y largos, con un total
de 500 a 1500 flores estaminadas, que se asientan directamente en el raquis de
la espiga, dispuestas en espiral. Las anteras producen abundante polen con un
característico olor a anís. La inflorescencia femenina es un racimo globoso, de
apariencia más maciza que la masculina, sostenido por un pedúnculo fibroso y
grueso, que lleva en el centro un raquis esférico en el que se insertan
numerosas ramillas o espigas, cada una con 6 a 12 flores. La flor femenina
presenta un ovario esférico tricarpelar coronado por un estigma trífido cuyas
caras vueltas hacia fuera están cubiertas por papilas receptoras del polen.
Figura 2. Inflorescencia masculina.
(Foto: Manual Palma Aceitera)
Figura 3. Inflorescencia femenina.
(Foto: Manual Palma Aceitera)
- Fruto: drupa de forma ovoide, de 3-6 cm de largo y con
un peso de 5-12 g aproximadamente. Están dispuestos en racimos con brácteas
puntiagudas, son de color rojizo y alcanzan hasta los 4 cm de diámetro.
Presentan una piel (exocarpio) lisa y brillante, una pulpa o tejido fibroso
(mesocarpio) que contiene células con aceite, una nuez o semilla (endocarpio)
compuesta por un cuesco lignificado y una almendra aceitosa o palmiste
(endospermo).
Figura 4. Racimo de palma africana.
Figura 5. Fruto de palma africana.
3.
IMPORTANCIA ECONÓMICA Y DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA.
La palma africana ha sido utilizada desde la antigüedad
para la obtención de aceite. Produce dos tipos de aceite, el del fruto y el de
la semilla, respectivamente. El aceite alimentario se comercializa como aceite
comestible, margarina, cremas, etc., y el aceite industrial es utilizado para
la fabricación de cosméticos, jabones, detergentes, velas, lubricantes, etc. El
aceite de palma africana representa casi el 25 % de la producción de aceites
vegetales en el mundo. Es considerado como el segundo aceite más ampliamente
producido sólo superado por el aceite de soja.
A pesar de ello, dentro de las plantas oleaginosas, es
la de mayor rendimiento en toneladas métricas de aceite por hectárea. En
comparación con otras especies oleaginosas, la palma africana tiene un
rendimiento por hectárea varias veces superior. Es así que para producir lo que
mismo que una hectárea de palma, se necesitan sembrar 10 y 9 ha de soja y
girasol, respectivamente.
Debido a esto, el cultivo de la palma africana es de
gran importancia económica ya que provee la mayor cantidad de aceite de palma y
sus derivados a nivel mundial.
África central fue el productor principal,
concretamente el Congo antes de su independencia y posteriormente Nigeria.
Desde los años 80, Malasia comienza el dominio del mercad, sin embargo, con la
crisis asiática de 1997, la tendencia fue invertir en otras áreas del trópico.
En América Latina, después de ensayos poco exitosos al principio del siglo XX,
se retomó nuevamente el cultivo de forma extensiva a finales de los años 80.
La mejor adaptación de la palma de aceite se encuentra
en la franja ecuatorial, entre 15 grados de latitud norte y sur, donde las
condiciones ambientales son más estables.
4.
REQUERIMIENTOS EDAFOCLIMÁTICOS.
4.1.
Clima.
La palma africana es una planta propia de la región
tropical calurosa, por ello se ubica en aquella zonas que presentan
temperaturas medias mensuales que oscilan entre 26 ˚C y 28 ˚C, siempre que las
mínimas mensuales no sean inferiores a 21 ˚C. Temperaturas inferiores a 17 ˚C
durante varios días provocan una reducción del desarrollo de plantas adultas y
en vivero detienen el crecimiento de las plántulas. No soporta heladas.
En cuanto a las precipitaciones, las condiciones
favorables para esta especie están determinadas por la cantidad y distribución
de las lluvias, que presentan rangos oscilantes entre 1800 mm y 2300 mm al año.
Sin embargo, se puede presentar el caso de regiones con precipitaciones
superiores a los 2300 mm, pero con largas épocas de sequía, razón por la cual
los rendimientos no se corresponden con el régimen hídrico de la zona. A pesar
de ello, se estima que una disponibilidad de 125 mm al mes, es suficiente para
lograr las máximas producciones, lo que indicaría, que zonas con 1500 mm de
lluvia al año, regularmente distribuidas, son deseables para el cultivo de la
palma africana.
En relación a la luz, la palma africana se identifica
como planta heliófila, por sus altos requerimientos de luz. Para lograr altas
producciones se requieren 1500 horas de luz al año, aproximadamente, siendo
importante la distribución de las mismas. Por ello, las zonas que presentan
valores medios mensuales superiores a las 125 horas de luz, se consideran
adecuadas para el cultivo de esta planta. La insolación afecta, además, a la
emisión de las inflorescencias, fotosíntesis, maduración de los racimos y
contenido de aceite del mesocarpio.
En cuanto a la humedad relativa, es necesario un
promedio mensual superior al 75%.
4.2.
Suelo.
El grado de rusticidad de la palma africana, permite su
adaptación a una amplia gama de condiciones agroecológicas con diversidad de
suelos, dentro del marco ambiental del trópico húmedo.
Tolera suelos moderadamente ácidos (5,5-6,5), aunque
éstos en general presentan deficiencias de elementos nutritivos tales como nitrógeno,
fósforo, potasio, magnesio y boro, que obligan a un manejo adecuado de la
fertilización e imponen la aplicación de enmiendas. Cuando hay una alta
acidez en el subsuelo se limita la profundización de las raíces y ocasiona
susceptibilidad en las plantas a períodos prolongados de déficit hídrico.
Los suelos óptimos son los de textura franco-arcillosa.
En los suelos ligeros, de textura arenosa a franco-arenosa, se presentan
problemas de lavado y lixiviación de nutrientes, por lo que su consistencia es insuficiente
para el soporte de la planta. Los suelos pesados, de textura arcillosa,
presentan limitaciones para su manejo, por la dificultad para drenarlos y por
la facilidad con la que se compactan.
Por tanto, los suelos óptimos para el cultivo de la palma
africana, son suelos profundos con buen drenaje, de textura ligeramente
arcillosa, con buen contenido en materia orgánica, topografía de plana a
ligeramente ondulada con pendientes inferiores al 2% y con un nivel de
fertilidad de medio a alto.
Es necesario evitar la formación de horizontes
excesivamente coherentes, ya que el sistema radical es sensible a dicho
fenómeno. Por tanto, la palma africana se desarrolla de forma adecuada en
medios porosos, con suficiente capacidad de saturación de humedad, que permitan,
además de un buen desarrollo radical, soportar cortos períodos de sequía, sin
disminuir su producción.
5.
PROPAGACIÓN.
La selección del material de propagación es importante
para asegurar altos rendimientos y calidad en el aceite de modo que haga
rentable el cultivo de la palma. Si se utiliza semilla, ésta debe estar
certificada y garantizar las siguientes características:
- Alto grado de pureza (>95%).
- Porcentaje de germinación superior al 85%.
- Alta productividad en racimos: en condiciones óptimas de cultivo 28-30 t · ha-1· año-1.
- Alta tasa de extracción de aceite del orden del 25%.
- Precocidad en el inicio de la producción: 30-32 meses de la siembra definitiva.
- Crecimiento lento del tallo en altura: 40-45 cm · año-1.
- Porcentaje de germinación superior al 85%.
- Alta productividad en racimos: en condiciones óptimas de cultivo 28-30 t · ha-1· año-1.
- Alta tasa de extracción de aceite del orden del 25%.
- Precocidad en el inicio de la producción: 30-32 meses de la siembra definitiva.
- Crecimiento lento del tallo en altura: 40-45 cm · año-1.
Generalmente se utiliza la semilla de la variedad
Tenera, producto de un cruce entre las variedades Dura y Pisífera.
Una vez seleccionada la semilla, se procede a su
germinación, proceso que tarda entre 75 y 90 días, para luego transferirlas al
vivero, donde una vez desarrolladas se trasplantan al campo.
También es posible colocar la semilla recién germinada
en un previvero, utilizándose bolsas negras de 20 cm de altura por 12 cm de
ancho y colocadas unas al lado de la otras en bloques de 1 m de ancho, lo que
permitirá colocar 70 plántulas · m-2. La duración de esta fase es de
60 a 120 días. Esta fase permite controlar en espacios relativamente pequeños,
grandes cantidades de plántulas, de manera que el material trasplantado al
vivero es de muy buena calidad, ya que además de los controles realizados en el
previvero, se lleva a cabo una rigurosa selección de las plántulas, para lograr
posteriormente un comportamiento lo más uniforme posible.
La fase de vivero tiene una duración de 10 a 14 meses.
Un desarrollo inicial adecuado en esta fase repercute directamente sobre el
comportamiento de las plántulas en el campo y afectará a la producción de
racimos durante los primeros años de cosecha. El vivero debe tener una
pendiente inferior al 2% y disponibilidad suficiente de agua para riego (6 mm ·
día-1). Para el diseño del vivero es necesario conocer el
número total de plantas requeridas, que permitirá establecer a su vez un diseño
del sistema de riego adecuado. El área utilizada debe ser preferiblemente
cuadrada o rectangular y la distribución de las plantas debe hacerse en
triángulos equiláteros (tresbolillos) y a una distancia entre ellas de 0,90,
1,00 ó 1,20 m dependiendo del tiempo que permanecerán en el vivero, 10,12 ó 14
meses respectivamente.
De forma rutinaria, en vivero se realizan labores tales
como control de malas hierbas en el suelo y en las bolsas, riegos diarios (6 mm
· día-1), fertilización mensual y control de plagas y enfermedades.
El control de malas hierbas en las calles y drenajes debe hacerse
preferiblemente con herbicidas preemergentes, sin embargo, en las bolsas se
realiza a mano. Un método que ha resultado satisfactorio también, es el uso de
una capa de 3 cm de espesor de cáscara de arroz o concha de maní, la cual se
renueva cada tres meses.
En vivero, un suministro suficiente de agua y a una
frecuencia adecuada garantiza un buen desarrollo de la palma, por lo que se
recomienda aplicar 6 L· m-2, diariamente en la época seca. En
invierno, la frecuencia de riego dependerá de las lluvias, teniendo presente,
que sí estás son inferiores a los 6 mm deben completarse con el riego.
En cuanto a la fertilización, es conveniente realizar
un análisis de suelo para elaborar un programa racional de fertilización.
Las plagas más comunes en el vivero son las hormigas,
roedores, grillos y en épocas de sequías prolongadas sin suministro adecuado de
riego, pueden aparecer ácaros, que pueden ser evitados con riegos
sistematizados.
En cuanto a enfermedades, son muy comunes algunos
hongos de manchas foliares, tal es el caso de los diversos tipos de antracnosis
causadas por los géneros Botryodiplodia, Melanconium y Glomerella. La prevención y el control de estas enfermedades se
realiza con un manejo adecuado del vivero en cuanto a distanciamiento de las
palmas, frecuencia de fertilización y volumen de agua suministrada por riego y
aplicaciones preventivas de fungicidas a base de carbamatos a baja
concentración.
En fase de vivero se suelen descartar un 5% de las
plantas por razones tales como desarrollo de una planta inferior al promedio,
folíolos soldados, dispersos o estrechos, perímetro del cuello inferior a 25 cm
etc. En general, las plantas seleccionadas deben presentar una armonía en su
arquitectura, es decir, deben tener una altura entre 1 y 1,20 m y un mínimo de
8 hojas funcionales.
También pueden utilizarse como material de propagación
los hijuelos. La separación de estos de la planta madre se debe realizar con
mucho cuidado, regando bien el suelo que se encuentra alrededor de la palma
varios días antes de la separación, de forma que se asegure que buena parte de
la tierra que rodea las raíces queda adherida a ellas. Si los hijuelos no se
necesitan como material de propagación deben de eliminarse.
6.
MATERIAL VEGETAL.
6.1.
Variedades.
- Dura: posee un
endocarpio grueso que protege a una, dos o tres almendras y fibras dispersas en
la pulpa.
- Pisífera: se caracteriza por la ausencia de endocarpio y en ocasiones presenta una almendra del tamaño de una arveja y la presencia de fibras agrupadas en el centro del fruto.
- Pisífera: se caracteriza por la ausencia de endocarpio y en ocasiones presenta una almendra del tamaño de una arveja y la presencia de fibras agrupadas en el centro del fruto.
También encontramos un híbrido intervarietal, Tenera, obtenido mediante el cruzamiento artificial
controlado de palmas de la variedad Dura (usadas como madre) con polen de
palmas de la variedad Pisífera (usadas como padres).
7.
PARTICULARIDADES DEL CULTIVO.
7.1.
Siembra.
La siembra es una de las labores más importantes en el
desarrollo de la vida productiva de una plantación, debido a que la permanencia
del cultivo en el campo va a ser de muchos años.
Existen un conjunto de labores previas a la siembra que
son determinantes para garantizar el éxito de la misma y cuyos resultados
influyen posteriormente en la obtención de las producciones esperadas. Algunas
de estas labores son el acondicionamiento de los suelos, trazado y construcción
de drenajes y vialidad interna, trazado de plantación o demarcación de parcelas
y establecimiento de cultivos de cobertura.
La época de siembra adecuada para garantizar el cultivo
es a inicios del período de lluvias, cuando se disponga en el suelo de
suficiente humedad, para garantizar un buen desarrollo del sistema radical.
Por otra parte, los distanciamientos de siembra más
usados son de 9 x 9 m entre plantas, al tresbolillo y 7,8 m entre hileras,
proporcionándonos una densidad de siembra de 143 plantas · ha-1, o
bien distanciamientos de 8,5 x 8,5 m entre plantas en el mismo sistema y 7,36 m
entre hileras, con el que se obtienen 160 plantas · ha-1. La
orientación de las hileras de palmas debe ser Norte-Sur.
7.2.
Resiembra.
Las palmas plantadas en campo deben ser observadas
periódicamente y aquellas que presenten algún desarrollo anormal o simplemente
mueran, serán reemplazadas por plantas que para este fin se mantienen en
vivero. Se estima que para esta fase un valor normal de reemplazo es el 5% del
material sembrado.
7.3.
Polinización.
La palma africana produce flores masculinas y femeninas
en inflorescencias distintas y de forma separada en una misma planta, de tal
manera que se necesita trasladar el polen de una flor a otra. Por esta razón,
se necesitan agentes polinizadores que aseguren una buena fructificación.
Figura 6. Racimos polinizados correctamente (arriba) e incorrectamente (abajo).
La acción del viento y de las abejas para trasladar el
polen es muy pobre, viéndose esta situación aún más comprometida con los
materiales genéticos de alta producción de racimos, que durante los dos o tres
primeros años de producción emiten muy pocas inflorescencias masculinas y son casi
exclusivamente femeninos.
La polinización se debe iniciar entre los 26-28 meses
de la siembra.
La polinización manual consiste en la utilización de
una mezcla de polen – talco (1/20), espolvoreando 0,1 g por inflorescencia
femenina en estado de antesis (receptiva). La flor permanece en este estado
tres días, caducando posteriormente. El porcentaje de fructificación es de 60%
de frutos normales.
Por otro lado, también es posible la polinización
entomófila. Las inflorescencias masculinas y femeninas emiten un suave olor a
anís que atrae especialmente a unos pequeños insectos, denominados
curculiónidos, que se alimentan y reproducen en las flores masculinas. Estos
insectos tienen el cuerpo cubierto de vellosidades a las que se adhieren los
granos de polen, y al moverse entre las flores femeninas van liberando y
asegurando la polinización de éstas. Estos insectos visitan las flores
femeninas por error, inducidos por el olor a anís. En América, uno de los
insectos que mejor se ha establecido en las plantaciones es Elaeidobius kamerunicus, lo que ha permitido diseñar un sistema de
polinización, capturando dichos insectos en cultivos de más de 7 años de edad y
liberándolos más tarde el cultivos jóvenes. La liberación de estos
polinizadores obedece a un sistema que asegure una población de 20.000 insectos
· ha-1 cada tres días. Con este sistema de polinización, el
porcentaje de polinización es de 80%.
Ambas modalidades de polinización se suspenden entre el
sexto y séptimo año de edad de las palmas, que es cuando la emisión de flores
masculinas es suficiente para abastecer la necesidad de polen y los insectos
polinizadores ya establecidos aseguran de esta manera la fructificación de las
flores femeninas de forma natural. El porcentaje de fructificación en este
periodo alcanza el 85-95% de frutos normales.
7.4.
Control de malas hierbas.
Es necesario prestar especial atención a determinadas
especies vegetales tales como las gramíneas, ya que su sistema radical activo
se ubica en los estratos superficiales del suelo y compite con el de la palma.
Aún cuando existen patrones técnicos en cuanto a las condiciones
edafoclimáticas óptimas para el cultivo de la palma, la problemática de las
malezas puede ser un problema importante en las plantaciones. Su distribución,
frecuencia y densidad responden a las características de cada zona y por esta
razón, los controles de la misma en la palma deben realizarse considerando cada
caso de forma particular.
El control de malezas en este cultivo se realiza en los
callejones y en los círculos. En los callejones se efectúa fundamentalmente
usando cultivos de cobertura, de los cuales el más generalizado es el Kudzú
Tropical (Pueraria phaseoloide),
aunque pueden utilizarse otros tales como Desmodium ovalifolium, Centrosema
pubescens, Calopogonium spp. Estas especies
cubren totalmente las calles, formando una masa vegetal de hasta 1 m de altura,
evitando, por tanto, el desarrollo de especies indeseables.
El control de malas hierbas en los círculos es
importante para propiciar la rapidez del crecimiento vegetativo, principalmente
en palmeras jóvenes, ya que su sistema radicular en desarrollo sufre mucho si
tiene que competir con las malas hierbas de su entorno. Por ello, no se debe
permitir la invasión de plantas de cobertura sobre la corona de las hojas, pues
al bloquear la flecha no se permite la apertura de nuevas hojas y se reduce la
capacidad de fotosíntesis. El control de malas hierbas en círculos puede
realizarse de forma manual o química. Durante los primeros años, el
mantenimiento de los círculos deberá ejecutarse de forma manual, ya que la
palma africana en este periodo es muy susceptible a los daños por herbicidas.
En condiciones normales, el control manual en época lluviosa y en palmas
jóvenes se ejecuta cada 36-60 días y en plantas adultas cada 60-90 días. En
cambio, para el control químico las aplicaciones pueden variar entre 60 y 135
días.
7.5.
Poda.
La eliminación de hojas secas y seniles o no
funcionales se realiza en el momento del corte del racimo, es decir, en la
cosecha, sin embargo, es conveniente realizar una poda anual para eliminar
inflorescencias masculinas deterioradas, racimos podridos y algunas epifitas
que se desarrollan en el estipe. Por ningún motivo se cortarán hojas verdes
funcionales.
7.6.
Fertilización.
La palma africana es una planta con un elevado
potencial de producción y debido a su alta productividad, genera grandes
volúmenes de biomasa en forma de hojas, inflorescencias, racimos, raíces y
desarrollo del estipe. Por esta razón, la extracción y uso de los nutrientes en
este cultivo es alto, unos procedentes de las reservas minerales que existen en
el suelo, otros, producto del reciclaje de partes de la planta, también por
efecto de la fijación de los cultivos de cobertura y por residuos vegetales de los
mismos y por último, por abonados producto de un programa de fertilización.
En definitiva, los objetivos que se persiguen con la
fertilización son el suministro de nutrientes para promover el desarrollo
vegetativo y la resistencia a plagas y enfermedades y el reemplazamiento de los
nutrientes exportados por los racimos en la cosecha.
Para elaborar un programa de fertilización lo más
conveniente es llevar a cabo análisis foliares y de suelo. Los primeros
constituyen una base fundamental para el conocimiento del estado nutricional de
la planta. De la misma forma, el análisis de las propiedades físicas y químicas
del suelo es importante para determinar los procedimientos de manejo así como
los requerimientos nutricionales del cultivo.
Una serie de ensayos sobre fertilización en palma
africana, han permitido establecer una relación entre la producción y los
porcentajes de elementos minerales (expresados en materia seca),
estableciéndose así los niveles críticos, aunque para cada plantación deberán
establecerse los mismos. Estos datos se pueden utilizar para interpretar los
resultados de los análisis foliares.
Tabla 1. Niveles críticos de elementos minerales.
A continuación se presenta un programa orientativo de
fertilización para cultivos jóvenes:
A partir del tercer año, el abonado se programa de
acuerdo con los resultados de los análisis foliares, considerando la tasa de
exportación de nutrientes en los racimos y la expectativa de producción.
Enfermedades.
Antracnosis
Colletotrichum
spp. es un hongo oportunista que ataca severamente plantas
con algún tipo de estrés, particularmente nutricional o de suministro de agua.
Es el hongo más comúnmente asociado a la antracnosis en vivero. Inicialmente
aparecen sobre las hojas más jóvenes puntos pequeños algo acuosos entre las
venas. Las lesiones tienden a ser elongadas y al crecer son muy oscuras o
pardas y están rodeadas por un borde de tejido más pálido. El centro puede
cubrirse de una masa rosada. Las lesiones más activas pueden detectarse por un
olor a violeta.
Botryodiplodia
spp. aparece en palmas que no tienen una nutrición
balanceada o bien están pasando por algún período de estrés. Típicamente las
lesiones se localizan en las puntas de las hojas como pequeñas manchas
transparentes. Estas lesiones crecen y cambian a un color pardo oscuro que se
rodea de un borde de color claro y un halo amarillento difuso. A medida que la
lesión se desarrolla el centro de la misma se seca y toma una textura papelosa,
cambiando a un color gris. En esta fase de la lesión se puede observar
fácilmente cerca de la zona necrótica central, una serie de puntitos negros.
Melanconium
elaeidis forma lesiones similares a Botryodiplodia spp., pero inicialmente tienen una apariencia más acuosa.
Estas lesiones se desarrollan muy rápidamente y se forma alrededor un halo
amarillento que gradualmente se confunde con el tejido sano aún verde. El
centro de la lesión se seca más rápidamente que en el caso de Botryodiplodia spp., de manera que el tejido muerto es más extensivo.
Los ataques de la antracnosis son favorecidos por
condiciones de estrés sobre las plantas, en particular excesos de sombra,
desbalances nutricionales y un suministro inadecuado del agua. Bajo estas
condiciones la respuesta a los fungicidas es muy limitada, por lo cual se debe
empezar el combate mejorando las condiciones agronómicas del vivero.
La infección se facilita cuando las plantas están muy
juntas y las hojas se rozan entre ellas, por lo que se recomienda a veces
aumentar las distancias de siembra, pero antes de que las raíces hayan
traspasado las bolsas, o de lo contrario la planta sufre un estrés muy fuerte.
Una película persistente de agua sobre las hojas favorece el ataque.
Arqueo
foliar y pudrición común de la flecha
El arqueo foliar es una condición genética que aparece
generalmente en palmas entre uno y tres años de edad, aunque también puede
aparecer en palmas de hasta 7 años y en plantas en vivero. Uno de los primeros
síntomas de esta enfermedad consiste en el desarrollo de lesiones oscuras de
apariencia acuosa en los foliolos aún plegados al raquis en las flechas. Debido
a su posición, estas lesiones pueden pasar desapercibidas y la primera
evidencia de la enfermedad es la aparición de una flecha quebrada o fuertemente
curvada cerca de su base o más comúnmente cerca de la parte media del raquis.
El tejido necrótico de los foliolos se seca y se desprende, de manera que
después de pocos días la hoja doblada solo presenta algunas fibras de los
foliolos o los muñones de la base. Conforme las nuevas flechas van saliendo
estas presentan síntomas similares con pudrición generalizada de foliolos y
raquis, o bien un arqueamiento del raquis raquis con pudrición limitada de los
foliolos.
La pudrición común de la flecha se presenta en plantas
jóvenes y su sintomatología es prácticamente similar a la del arqueo foliar,
excepto que en esta última se supone que no debe haber hojas con curvatura del
raquis. Con la enfermedad de pudrición común de la flecha se desarrollan
manchas necróticas y acuosas en los foliolos de la parte intermedia del raquis
que no son fácilmente visibles hasta que estos abren o la pudrición se
generaliza en toda la flecha. La flecha atacada se puede doblar cerca de su
base cuando aún la mayoría de tejidos están todavía verdes. La presencia de una
o más flechas parcialmente podridas en su base y que cuelgan entre las hojas
más viejas, es el típico cuadro de la enfermedad.
Un ataque de arqueo foliar es normalmente transitorio y
las plantas se recuperan "espontáneamente", después de unas pocas
semanas o meses. En el caso de la pudrición común de la flecha se ha
recomendado ayudar a la planta enferma en el proceso de recuperación. Para esto
se hace un tratamiento de cirugía del tejido enfermo, con una aplicación
posterior de una mezcla de insecticida y fungicida. Como es imposible separar
estas dos manifestaciones con claridad en la gran mayoría de los casos,
generalmente se tratan todas las palmas enfermas, presenten o no hojas
arqueadas.
Pudrición
del cogollo
Los síntomas iniciales de esta enfermedad consisten en
el desarrollo de parches cloróticos o de color pardo en las hojuelas basales de
una de las hojas más jóvenes completamente abiertas. Este amarillamiento se
extiende más tarde a todas las hojas. Durante estos primeros estados, la flecha
puede o no presentar unas pocas manchas necróticas en algunos de los foliolos
cerca de su extremo o en la parte media. La pudrición de la base de la flecha y
del cogollo ocurre más tarde. Como consecuencia de la pudrición en la flecha,
ésta se dobla cerca de la base o bien varias flechas permanecen pegadas y
erectas. Eventualmente ocurre el secamiento de los foliolos, lo cual ocurre en
forma irregular pero más frecuentemente a partir de las puntas en el extremo de
las hojas. Las hojas viejas permanecen verdes por largo tiempo antes de
amarillear y secarse.
Para combatir esta enfermedad, la adopción de prácticas
agronómicas óptimas, tiene el potencial de evitar o disminuir el problema de la
pudrición del cogollo y trastornos similares. En particular es claro que
condiciones pobres de airación del suelo, y una nutrición desbalanceada
predisponen a las plantas al trastorno. Por ello, toda siembra de palma
africana debe prever la construcción de un buen sistema de drenaje interno y
superficial, así como mecanismos para evitar la compactación. De igual manera
la fertilización debe estar basada en el análisis de los tejidos, pero
considerando también las reservas del suelo.
El tratamiento de plantas con síntomas iniciales
mediante cirugía del tejido afectado y la aplicación de una mezcla de un
fungicida y un insecticida ayuda aparentemente a la recuperación de un buen
porcentaje de las plantas tratadas. Este tratamiento puede ser menos efectivo
en sitios en donde las condiciones ambientales son particularmente favorables
para el desarrollo del trastorno.
Pestalotiopsis
Pestalotiopsis
spp. puede establecerse en lesiones causadas por diversos
insectos y ácaros, otros hongos como Curvularia y a partir de
daños mecánicos causados a las hojas. Sin embargo, los ataques han sido más
severos cuando han existido grandes poblaciones de algunas especies de chinches
de encaje.
Las lesiones en la palma africana aparecen generalmente
en las hojas bajeras pero en ataques severos sólo las hojas más jóvenes
aparecen libres de manchas. Inicialmente las lesiones son de apariencia grasosa
color café claro y luego blanco grisáceo o cenizo y frecuentemente se rodean de
una zona color amarillo anaranjado. Al crecer, la lesión toma un aspecto zonado
y se juntan unas con otras secando amplias zonas de tejido. Las partes más
viejas de la lesión se cubren de unos puntitos negros.
Aunque no se conocen por completo los factores
reguladores de la población de los vectores, es obvio que se debe de ser muy
cauteloso en su manejo para no crear desequilibrios que favorezcan un aumento
de la población del insecto. El buen manejo de la plantación que favorezca el
desarrollo vigoroso de las plantas es la principal arma contra el ataque
de patógenos oportunistas. Cuando el ataque del hongo es importante se
hace necesario el uso de un insecticida para reducir la población del vector,
ya que las aplicaciones fungicidas han resultado inefectivas.
El
síndrome del anillo rojo y la hoja pequeña en palma africana
Esta enfermedad es causada por el nematodo Bursaphelenchus cocophilus y generalmente
se presenta en palmas mayores de 5 años.
Los síntomas más clásicos se producen cuando las hojas
más viejas o intermedias amarillean y se secan progresivamente, avanzando estos
síntomas hacia hojas cada vez más jóvenes. Las hojas de mayor edad suelen
quebrarse en el peciolo a corta distancia del tronco y la parte distal
permanece colgando por largo tiempo. Al partir transversalmente el tronco de
estas palmas se nota un anillo de tejido color pardo, crema, o rosado de unos
pocos centímetros de grosor y localizado generalmente cerca de la periferia del
tronco. En algunos casos el anillo no es continuo en toda la longitud del tallo
apareciendo en la parte superior, pero es aparentemente inexistente en la parte
media y puede reaparecer en la región basal como un área de color rosado
pálido.
Otro de los síntomas es la condición conocida como
"hoja pequeña" en donde la mayoría de las hojas conservan su color
verde y frecuentemente no se observa ningún tipo de necrosis en el tallo de las
palmas afectadas. Inicialmente la planta empieza a emitir hojas más cortas y el
centro de la corona toma una apariencia compacta. Eventualmente, al continuar
la emisión de hojas pequeñas, que pueden ser simples muñones, la parte central
de la corona adquiere la apariencia de un embudo. Conforme la enfermedad
progresa, todas las nuevas hojas son cortas y deformes, con diferentes grados
de secado de los foliolos a partir de las puntas, y grados anormales de
endurecimiento en los raquis, adquiriendo la palma la apariencia de un plumero
gigante. Las inflorescencias en desarrollo abortan, por lo cual estas plantas
terminan siendo totalmente improductivas.
También es posible observar una sintomatología que es
combinación de las dos descritas anteriormente.
No parece existir mayor duda del papel de Rhynchophorus palmarum como vector activo
de Bursaphelenchus
cocophilus, pero la presencia de
insectos contaminados con el nematodo no necesariamente implica la aparición y
desarrollo de la enfermedad del anillo rojo.
El control de la enfermedad debe de ser integral y
dirigido tanto a reducir la población del vector como de las fuentes de inoculo
del nematodo en la plantación y sus alrededores. En el caso de plantas con
síntomas clásicos se recomienda envenenar la planta con un arboricida sistémico
inyectado al tronco y derribarla una vez que ésta se seca.
Por otro lado, cuando la palma esté fuertemente atacada
por el picudo debe botarse y partirse en secciones que luego se abren
longitudinalmente y se les aplica un insecticida.
En el caso de palmas que presentan el síntoma de hojas
pequeñas sin necrosis extensiva en el tallo, puede existir la posibilidad de
recuperación mediante el uso de nematicidas sistémicos inyectados al tronco,
aplicados al cogollo, o bien absorbidos por el sistema radicular.
Debido a que el picudo es atraído por cualquier tipo de
heridas del tronco, éstas deben evitarse al máximo, especialmente durante la
cosecha y poda. También debe prestarse atención a la pudrición común de la
flecha, daños por ratas, viento, etc., especialmente en palmas que han entrado
en la etapa de susceptibilidad al ataque del nematodo, pues en estos casos será
aconsejable tratar la parte con un insecticida para evitar los riesgos de las
visitas del insecto vector.
Podredumbre
basal húmeda (Basal wet rot)
Al principio, se observa el desarrollo de una
coloración marrón-rojiza en los extremos de los foliolos en la punta de las
hojas inferiores. En pocos días, las hojas superiores amarillean y toman un
tono pardo‑cenizo. También se puede producir la pudrición de la fecha en una
etapa temprana así como de algunos racimos. Conforme la enfermedad progresa, se
puede producir, lateralmente en la parte basal del tronco, un exudado espeso y
maloliente que se acumula en la base de la planta. La infección prosigue hacia
el bulbo basal por unas pocas raíces centrales y al llegar a esta zona se
extiende rápidamente, causando una pudrición generalizada, que es húmeda y
maloliente. La muerte de la planta puede ocurrir en 3‑4 semanas.
Dada la estrecha relación entre la aparición y
desarrollo de la enfermedad y el mal drenaje, este aspecto debe mejorarse
especialmente en plantaciones jóvenes. A pesar de esto se ha observado que la
enfermedad también puede aparecer esporádicamente en áreas aparentemente bien
drenadas. La infección aquí se da probablemente a través de heridas en las
raíces causadas por maquinaria, insectos, etc.
Pudrición
basal corchosa
El hongo asociado a esta enfermedad es Ustulina deusta. Generalmente la palma afectada no muestra ningún
síntoma externo y la producción y maduración de racimos es normal. Estas palmas
pueden aparecer repentinamente quebradas cerca de su base. Al examinar esta
región se nota una pudrición seca generalizada de los tejidos que abarca una
gran parte del área transversal del tronco. El tejido más viejo afectado es
café claro y surcado por numerosas bandas angostas, irregulares de color negro
y blanco. La consistencia del tejido enfermo es corchosa por lo cual resulta
fácilmente desprendible aún con la mano.
Usualmente aparecen externamente en la base del tronco,
sobre las bases pectorales basales y sobre las raíces adventicias, los cuerpos
fructíferos del hongo adheridos al tejido muerto externo. Cuando son jóvenes,
estos cuerpos son redondeados, planos y de un color gris verdoso con los bordes
blancos, al crecer se desarrollan zonas concéntricas de diferentes tonalidades
de gris, cuando maduran pierden la forma y el color inicial y cuando son viejos
los cuerpos son secos, negros y de contorno y superficie muy irregular.
Podredumbre
basal seca
El hongo asociado a esta enfermedad es Ceratocystes spp. La
enfermedad se presenta como una pudrición seca de color café claro, en la base
del tallo en palmas adultas. En la base del tronco, se forma una cavidad
generalmente de gran tamaño, al desintegrarse los tejidos internos y
desprenderse de las partes sanas. Encima de esta cavidad a veces se forman
raíces adventicias. En algunas ocasiones se observa que toda la parte central
del tronco se ha desintegrado y sólo permanece sana una delgada capa de la
periferia del tronco. Aunque esta desintegración de tejidos puede abarcar un
metro o más de la base del tronco, la planta no muere y se mantiene así meses o
incluso años.
Pudrición
basal por Ganoderma (Basal Stem Rot)
En palmas jóvenes los principales síntomas son el
moteado y posterior secado de algunas hojas bajeras, la aparición de hojas más
cortas y cloróticas, la necrosis de los tejidos, un follaje de tonalidad pálida
con la producción de varias flechas sin abrir y un crecimiento general
retardado. En palmas adultas, los síntomas se caracterizan por el desarrollo de
una coloración pálida en las hojas más nuevas, las hojas más viejas amarillean,
mueren y permanecen colgando alrededor del tronco y en la base de estas palmas
se desarrollan los cuerpos fructíferos del hongo, que son grandes "orejas"
de color café rojizo brillante y con un margen blanco en la cara superior y
crema en la cara inferior.
Las plantas que presenten estos síntomas deben ser
cortadas, y la porción enferma del tronco separada del tejido sano. Todos los
remanentes del bulbo basal, incluyendo parte de las raíces, deben sacarse del
suelo. Se recomienda aplicar al tronco sulfato de amonio o urea para acelerar
su descomposición. Si se dispone de los medios adecuados, es aconsejable
incinerar el material enfermo. Cuando la enfermedad no está muy avanzada, puede
aplicarse un arboricida en el tejido aún sano.
Fractura
de la corona
Las plantas afectadas por este fenómeno presentan
varias de las hojas jóvenes dobladas hacia un lado del tronco, siendo el grado
de inclinación variable y provocando en casos extremos la quiebra completa de
la corona. Cuando la fractura se produce por encima del punto de crecimiento la
palma puede recuperarse por sí sola, aunque lo más frecuente es que estas
fracturas sean invadidas por hongos y bacterias oportunistas que causan
pudrición de los tejidos atrayendo a Rhynchophorus
palmarum.
Una porción considerable de las plantas con fractura de
corona pueden ser recuperadas mediante la poda de las hojas jóvenes afectadas.
Posteriormente es necesario aplicar un insecticida para prevenir ataques del
picudo.
Falla de
racimos y podredumbre apical del racimo
La pudrición de los racimos (falla) se produce con
mayor frecuencia en los periodos de máximo rendimiento y en las palmas jóvenes,
lo cual liga esta condición con una causa fisiológica, ya que no se ha
identificado ningún microorganismo como agente causal del problema.
En el caso de la pudrición distal del racimo, los
principales síntomas son la pérdida del brillo natural de un grupo de frutos en
el extremo del racimo, desprendiéndose posteriormente esta sección antes de la
cosecha o en el momento en que el racimo cae al suelo después de ser cortado.
Es muy posible que la causa de la falla de racimos y de
la podredumbre apical se localice en una nutrición inadecuada que no considera
las fluctuaciones particulares en la producción de ciertos grupos de plantas.
9.
RECOLECCIÓN.
La recolección es una de las actividades más
importantes en las plantaciones de palma africana aceitera por lo que el
éxito de la misma dependerá de una planificación racional.
La producción de racimos, con las variedades
disponibles en el mercado, se inicia entre los 30 y los 36 meses de plantada en
el campo.
La recolección en la palma se realiza durante todo el
año.
La frecuencia de cosecha, es decir, el intervalo entre
cosechas en un mismo lote, está asociada con la edad de la palma, con el
material genético utilizado y con las condiciones climáticas de la región. En
general, los ciclos oscilan entre 7 y 12 días en palmas jóvenes y entre 9 y 15
días en plantas adultas. En épocas lluviosas, los ciclos son más frecuentes que
en épocas secas.
Para determinar la maduración óptima de racimos, es
decir, el momento en que la planta logra un mayor contenido de aceite en el racimo
y un menor porcentaje de ácidos grasos libres se utilizan criterios tales como
el cambio de coloración de los frutos de violeta a anaranjado y el
desprendimiento de aproximadamente dos frutos por cada kilogramo de racimo.
10.
APLICACIONES.
La palma aceitera genera una gran variedad de productos
y subproductos que son utilizados en la alimentación y la industria.
El producto principal obtenido es el aceite de palma
crudo a partir del cual se elaboran mantecas y aceites para el consumo humano
directo. Para lograrlo, son necesarias las siguientes etapas:
-
Esterilización: se realiza a una
presión de vapor de 2-3 kg · cm-2 durante 30-45
min dependiendo del estado de madurez de los racimos. Los objetivos de la
esterilización son facilitar el desprendimiento de los frutos del raquis,
reducir los ácidos grasos libres del aceite, posibilitar el proceso de
extracción del aceite al suavizar el mesocarpio y facilitar el proceso de
clarificación del aceite.
-
Desgranado: consiste en separar
los frutos contenidos en las espiguillas o raquidios de los racimos.
-
Digestión: consiste en macerar
los frutos bajo condiciones de vapor de agua a temperaturas de 95 ºC. En esta
fase se rompen las células en las cuales está contenida el aceite rojo este
puede ser liberado espontáneamente o bien se facilita su extracción para la
próxima etapa
-
Extracción del aceite: se realiza
con prensas de tornillos de doble eje.
-
Clarificación: el aceite rojo del
mesocarpio que sale de la prensa es aceite crudo, con altos contenidos de
impurezas y gran cantidad de material fibroso proveniente del mesocarpio.
Además, contiene materias no oleaginosas que se deben eliminar para lograr una
buena calidad de los aceites.
Otro producto derivado de la palma africana es el
aceite de palmiste que se extrae de la almendra de la semilla del fruto. Para
su obtención se llevan a cabo las siguientes operaciones:
-Clasificación
y rompimiento de las nueces: es
conveniente para garantizar cierta homogeneidad en el material final. Esta
operación se realiza haciendo pasar las almendras por zarandas especialmente
diseñadas para tal fin.
-Separación
de las almendras y descarte del endocarpio: el objetivo de esta labor es separar el endosperma o
almendra de la nuez por diferencia de peso específico. Un método tradicional
aún usado en muchas fábricas, consiste en utilizar una mezcla de agua y arcilla
cuyo peso específico sea mayor que el de la almendra (1,07 g · cm-2)
y menor que el del endocarpio (1,3 a 1,4 g · cm-2) de manera que las
almendras son separadas fácilmente. Los sistemas más modernos hacen uso de
hidrociclones.
-Secado
y ensacado de las almendras: una
vez separadas las almendras, estas tienen aproximadamente un 20% de humedad, la
cual es inadecuada para el almacenamiento de las mismas. El método de secado más
utilizado son los silos con secadores de aire caliente, en cuya parte inferior
están incorporadas las rejillas vibratorias por donde salen las almendras
secas al 6-7% de humedad para ser ensacadas y almacenadas.
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